CRASHDÏET.- AUTOMATON(2022)

Si tuviera que definir en una sola frase el nuevo trabajo de los suecos Crashdïet sería: «un huracán musical que arrasa desde el primer al último tema». La banda escandinava que vuelve una y otra vez tras las adversidades (la muerte de Dave Lepard fundador del grupo y, años más tarde, la de su manager Michael Sundén por un traumatismo en una gira con Saxon) tiene nuevo disco bajo el brazo. «Automaton» se lanzó el 29 de abril bajo el sello Crusader Records, tras el poco eco que tuvo el anterior «Rust» por culpa de la pandemia. La primera novedad a destacar es que su batería Eric Young deja aparcado el directo de la banda tal como ha comunicado en su web oficial «por motivos personales y necesitar encontrarse bien». Desde Rock Angels le deseamos su pronta recuperación y verle pronto en los escenarios. Mientras tanto será sustituido por Lacu (ex Hanoi Rocks) y que ya aparece en el nuevo video single «Powerline». Cuando algo se rompe es mejor arreglarlo antes de forzar la máquina; aun tenemos en el recuerdo la triste desaparición de su vocalista original Dave Lepard, quien decidió no seguir adelante en su camino por la vida allá por 2006. Así que Eric, descansa, disfruta de la vida y vuelve con más fuerza que nunca golpeando los bombos como Thor.

Así que la banda queda ahora mismo formada por Gabriel Keyes (voz principal), Martin Sweet (guitarra), Peter London (bajo) y Lacu, en sustitución de Eric (batería). Estos chicos, una de las bandas exponentes del Sleazy sueco vuelven por la puerta grande con temas machacones que enseguida se meten en tu cabeza y coreas en cualquier situación de la vida cotidiana.

Si algo hay que convierte a estos chicos en una familia más que en un grupo es el recuerdo siempre presente de su fundador y es así como abren este nuevo trabajo, con la corta y emocionante intro homónima de su disco “Automaton” en la que, entre guitarras que parecen venidas del mas allá, se oye la voz de Lepard por unos segundos y que te pone los pelos de punta. Tras este “deja vú” musical anuncia lo bueno el redoble de tambor de, en este caso, Eric que, junto la melodía de guitarra, nos vienen a declarar sus intenciones con el primer corte “Together Whatever”. Un tema super machacón, de gran estribillo, en el que, juntos donde sea, se convierte en su consigna durante las 12 pistas que nos regalan estos chicos, muy en la onda de la anterior “Generarion Wild”. La sección rítmica suena genial y ese solo de guitarra de punteos marcados le confiere un toque de elegancia a esta producción.

No quiero ni pensar en los fans que estén en algún directo y oigan los primeros compases de “Shine On” que, aunque gracias a la voz de Gabriel pareciera que nos encontramos ante un tema mas comercial, todo lo contrario. Una canción súper cañera pensada para tocarla en vivo y a la que no le falta de nada. Los coros son impresionantes, los toques de batería te dejan K.O. desde el primer baquetazo y la versátil voz de Kayes hace que se convierta en uno de los favoritos de este “Automaton”.

Pasamos a la épica “No Man’s Land”. Ya la musicalidad viene impuesta por la guitarra de Sweet que reina desde el principio (recuerda por momentos a sus vecinos H.E.A.T.). No hay que menospreciar el trabajo de Peter London que se compenetra totalmente con Eric. Pero las guitarras… Son endiabladamente potentes y eso que ahora solo recae la responsabilidad sobre el señor Sweet, pero sabe resolver la situación y lo mismo te mete un riff pesado que un elegante solo de guitarra, lo que hace de este corte uno de los mas completos en cuanto a carácter musical se refiere.

Aquí tenemos ya una de las canciones que más me llama la atención. Aunque es más floja, me parece tan original que se me metió en la cabeza desde la primera escucha. Tiene de todo: baterías potentes que le siguen el ritmo a la guitarra, la voz de Gabriel sonando melodiosa con esa pronunciación que le caracteriza y llegando a notas muy altas, pero sin perder suavidad, el estribillo podría decir que es casi de corte Pop (si, me vais a matar), casi de festival, lo que no quita que tras este azucarillo vengan esas guitarras potentes que acompañan la voz en todo momento, dando giros espectaculares al tema.

Y dejando la vena comercial al lado, empieza como una bomba “Dead Crusade” uno de los temas más metaleros del disco. Una vez mas los golpes de batería de Eric hacen ver que estamos ante uno de lo mejores “aporreadores” del momento. En este tema pasamos de un momento a otro del Sleazy más clásico al Metal más pesado gracias a los riffs que se marca Sweet, acompañado en todo momento por la batería. Este tema en vez de ir apagándose poco a poco, sube de intensidad por momentos hasta terminar en lo más alto y dejándote con ganas de más.

¿Qué decir del siguiente corte? “Powerline” ha sido el último lanzamiento de la banda en video. Aquí nos encontramos con la colaboración (y se nota) de Michael Starr de Steel Panther (mis gamberretes favoritos: aún recuerdo cuando sacaron al escenario a una amiga y la dejaron literalmente en bragas encima del escenario…) y es que con ese dueto de voces y guitarras podría decir que es un tema de Power Metal entremezclado con el mejor Sleazy. La voz de Starr más grave contrasta con la de Keyes y hace que en este duelo no haya ningún perdedor, sino dos campeones que se compenetran totalmente. Cuando llega el momento álgido del solo, las seis cuerdas se hacen protagonistas en todo momento, sin olvidar, una vez más, las maravillas de las baquetas todo el tiempo. Un tema potente que se convierte en otro de mis favoritos.

Ahora sí es el momento de subir a la moto y poner Sleazy a tope porque llega el momento de “Resurrection of the Damned”. Y cierto es que esta potentísima canción resucita a cualquiera. La voz de Gabriel podría pasar por la de los mejores momentos de Sebastian Bach en la época dorada de Skid Row. Sus agudos son increíbles a la vez que rasga su garganta en ciertos puntos del tema, dándole un toque especial. Las guitarras son las reinas en esta canción, tanto en los riffs que van subiendo como la espuma como el propio solo, al que no deja de acompañarle la potente sección rítmica con la que cuenta esta banda.

Una dulce voz de Keyes comienza esta “We Die Hard”. No tiene que estar reñida la dulzura con la oscuridad, porque este es uno de los temas mas negros del trabajo. “Tal vez nacimos para perder, pero es la vida que elegimos” o “Vagabundos viviendo en el país de las maravillas” son un par de frases que definen esta canción. La oscuridad lo invade todo, esas guitarras dan la sensación de que te encuentras perdido en un bosque tenebroso del que solo puedes salir siguiendo la voz suave de Gabriel. Desde luego me gustaría perderme ahí para no salir si ello supone estar escuchando esas melodías maravillosas que nos traen estos suecos.

Y tras salir de la oscuridad en la que nos tenían atrapados continua tenebrosamente “Shell Shock” con uno de los solos mas endiablados de todo el trabajo. Redobles de tambor para anunciar que estamos ante uno de los temas que más engancha de los doce. Los riffs que acompañan a Keyes durante toda la canción, unidos a esos coros potentes, hacen que se forme la tormenta perfecta en la que te ves arrastrado sin poder ni querer salir de ella. Un toque de teclados antes de que comience el concierto de seis cuerdas le da un poco de suavidad de la que despertamos con la voz de Gabriel, que ya se lo rifarían grupos como GHOST o similar, apuesto por ello.

Lo que puede parecer un medio tiempo en este álbum se convierte en una de las canciones más rápidas de él. Un comienzo suave hace parecer lo que no es. Le siguen riffs a velocidad crucero para decirnos que, pese a todo y todos, se mantendrán intactos y aunque pierdan el control nunca darán marcha atrás. Y ahí es cuando el señor Sweet nos vuelve a deleitar con un solo espectacular, como todo lo que hacen estos chicos.

Y para cerrar esta maravilla del Hard Rock nos regalan este medio tiempo/balada “I Can’t Move On”. Una apertura de guitarras acústicas, suaves, muy del estilo Poison, con la voz aniñada de Gabriel, en la que los demás instrumentos se hacen presentes pero que casi ni se perciben al ser tocados con una gran elegancia. Una canción de amor de las de siempre, de esas de las que te hacen necesitar a alguien al lado para oírla, para coger su mano y decirle que nunca te irás. Apoteósico el final que va subiendo poco a poco, al igual que los agudos de Keyes al que acompaña el hacha de Sweet en un final digno de recordar.

Y así es como acaba uno de los trabajos más esperados de los últimos tiempos. Desde luego esos suecos saben hacerse con el publico, llenando el corazón de los fans con grandes melodías, potentes guitarras y un ritmo trepidante que te hace pedir más y más. 9/10